Morosidad Bancaria, una disciplina en ciernes.

Los impagados bancarios tienen una idiosincrasia poco tratada. La morosidad en el mundo bancario es muy diferente a la que se produce en otros sectores empresariales o profesionales, tiene mayores consecuencias en la economía real, en la vida de los particulares, está mejor adaptada a las herramientas de tutela judicial y cuenta con mayor complejidad técnica. En morosidad bancaria se habla de ratios de mora contable y temprana, de reservas de liquidez, de intermediación financiera e instituciones de inversión, de dotaciones específicas y genéricas, de daciones en pago, de refinanciaciones, compensación convencional, etc. Entre la mora en sentido genérico y la mora estrictamente bancaria hay muchos elementos en común, pero muchos otros diferentes y específicos, que de algún modo también pueden servir de guía a la primera.

El presente foro pretende ser una herramienta de trabajo, autoformación y encuentro de los gestores de morosidad bancaria, e incluso no bancaria, que lo deseen. Por ello te invitamos a participar y facilitarnos tus propios artículos.

Para cualquier sugerencia, me pongo a vuestra disposición en: gestordemorosidad@hotmail.com

martes, 10 de mayo de 2011

Tipologías de Morosos.

La tipología del deudor nos pondrá sobre la pinta de las acciones a tomar para obtener el recobro. En cualquier caso, hemos de partir de un principio, la mayoría de morosos quieren pagar, otra cuestión es si pueden, como se pone en evidencia en nuestra siguiente clasificación:

1.- El que puede pagar: Carece de liquidez, lo que ocasiona leves e incluso largos retrasos en el cumplimiento de sus obligaciones. Pese a ello, el cliente cuenta con un importante patrimonio con escasas cargas o con elevadas rentas  pero insuficientes para satisfacer el conjunto de sus obligaciones.
Son sujetos candidatos a refinanciar, dado que reestructurando su deuda podrán hacer frente a ella, o a presionar, para que liquiden o pongan en rentabilidad sus activos.

2.- El que no puede pagar: Escasas rentas y patrimonio, hagamos lo que hagamos no podrán responder a sus deudas ni a corto ni a medio plazo. La mejor oferta, en su caso, será una dación en pago y si ésta no es posible la única solución será la ejecución judicial para resarcirnos con sus limitados activos o rentas.

3.- El que no quiere pagar: Poco frecuente, generalmente responde a clientes empresarios que, para salvaguardar su actividad, priorizan a otros acreedores sobre nosotros, provocando retrasos de entre 30 y 90 días. Los peores casos responden a estafas y alzamiento de bienes.
Las ejecuciones precipitadas y las comunicaciones de presión suelen forzar a los empresarios a regularizar su impagado. En los casos tipificados como delito, la solución suele pasar por la negociación previa a la interposición de una querella.

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