Actualmente
–quizás me esté anticipando- hay razones para ser ligeramente optimista. Las
bolsas están subiendo, la prima de riesgo bajando y el Euribor parece repuntar
desde hace un mes. Si estos indicadores se confirmasen durante los próximos
meses, es muy posible que a finales del presente año o a comienzos del
siguiente –sólo por esta vez le daría la razón al gobierno- estaríamos en fase
de crecimiento económico.
Pero
la mejora de las grandes cifras macroeconómicas –que determinan si
científicamente hay o no una recesión- no esperamos que se traslade de forma
inmediata, ni a medio plazo, a las economías domésticas. Es muy posible que,
aun cuando entremos en una fase de crecimiento, las tasas de desempleo sean
elevadas y el poder adquisitivo de las familias siga en mínimos. La conjugación
de estos dos elementos nos indica como puede ser el futuro escenario de la
morosidad bancaria.
Muy
posiblemente, durante este año el ratio de morosidad contable de las entidades
bancarias alcancen, e incluso superen, el 12-13% de media. Durante 2014 podría
descender a un 10-11% y así paulatinamente a lo largo de 4 años, acelerándose
el proceso los últimos dos, 2017 y 2018. Algunos lo considerarán un proceso
demasiado lento, lo que no saben es que el mismo no concluirá en mucho más
tiempo, pues a partir de entonces los porcentajes de dudosos que se
considerarán “normales” rondarán el 3-4%. Necesitaremos más de 12 años para
recuperar los históricos ratios de entre 0,75 y 1,50%.
Las
razones para tan lenta recuperación de los ratios de morosidad son diversas, y
podemos distinguir dos grandes bloques.
a.-
Por la propia dinámica de la economía.
1.
No se espera un despegue fulgurante de la economía. Muy posiblemente
el crecimiento económico se encuentre en su avance con innumerables
contratiempos.
2.
Las tasas de desempleo se irán reduciendo paulatinamente, pero quienes
accedan al mercado laboral lo harán en condiciones y con retribuciones peores a
las existentes antes de la crisis. En consecuencia, aun teniendo empleo, quizás
nuestros clientes no puedan atender a sus obligaciones mensuales.
3.
Las políticas de austeridad seguramente persistan por más años de los
deseados, lo que atenta contra el bolsillo de las familias y frena el proceso
expansivo de la economía.
4.
Una mejora de la economía supondrá una subida de tipos de interés, y
por ende un incremento de las cargas financieras de los acreditados. Los que ya
tengan ahora dificultades tendrán más en el futuro. Pero además, la
financiación nueva, la que se concede en la actualidad, es a unos tipos muy
elevados (son frecuentes las nuevas hipotecas a Euribor +2 o +3), y quizás en
el futuro esos clientes se encuentren en apuros que actualmente no valoran.
b.- Por la propia dinámica de la
morosidad.
1.
Los procesos recuperatorios de los activos dañados por la vía
contenciosa resultan lentos, más cuando el conjunto de la clase política, la
sociedad y la judicatura está en su contra. En consecuencia, una ejecución
hipotecaria puede alcanzar los 5 años, cuando al principio podría durar de
media entre uno y dos años.
2.
Parte del proceso de recuperación de activos requiere una posterior
fase de desahucio o toma de posesión del inmueble, y no podemos olvidar que el
Real Deceto-Ley que suspende los lanzamientos pospondrá muchos de ellos durante
dos años.
3.
Durante los últimos años muchas entidades han adoptado medidas para
contener la morosidad incipiente y evitar la vía contenciosa: refinanciaciones,
moratorias, esperas, carencias, etc… Todas estas operaciones se concedieron al
objeto de ganar tiempo, pero para muchos de los clientes nunca será suficiente
y siempre suponen un encarecimiento de la financiación original. Una vez
concluyan las carencias y las moratorias, muchos deudores no podrán atender a
sus obligaciones financieras, cuyas cuotas seguramente se verán incrementadas
por los tipos de interés de refinanciación o por una reducción de los plazos de
amortización, al haber dispuesto sólo de carencia de capital.
4.
La experiencia obtenida de esta crisis y los cambios regulatorios, van
a invitar a las entidades bancarias a ser muy cautas en la concesión de
operaciones de activo. En consecuencia, si no hay un incremento del activo
tampoco puede haber una bajada de los ratios.
En
tal contexto cobrarán más importancia que nunca los denominados activos dañados. Se denominan así los
bienes inmuebles o muebles que les son adjudicados a las entidades bancarias
tras los procesos de ejecución y los fallidos, los contratos imputados como
pérdidas en las cuenta de resultado de las entidades. Dentro de esa categoría
suelen incluirse los préstamos catalogados como dudosos, pero nosotros lo
consideramos un error terminológico, dado que los anteriormente citados no se
contabilizan en los ratios de morosidad y estos último sí.
El
proceso de recuperación no concluye con la adjudicación en subasta de los
inmuebles y su posterior posesión, es preciso liquidarlos, transformarlos en
dinero, que es la auténtica materia prima de las entidades financieras y lo que
las reclaman sus acreedores. En consecuencia, las entidades están viendo como
sus activos dañados, inmuebles y fallidos, han ido creciendo los últimos años,
y lo seguirán haciendo durante mucho tiempo después de iniciarse la fase
expansiva de la economía.
Así
por ejemplo, el SAREB, el erróneamente denominado Banco Malo (para ser banco
debería aceptar depósitos y conceder créditos, y hasta donde se sabe es una
simple inmobiliaria), tiene por objetivo adquirir los inmuebles de las
entidades en dificultades y comercializarlos. Es decir, es una liquidadora de
activos dañados, que únicamente inyecta dinero, liquidez, a las entidades crediticias
necesitadas del mismo.
Si
los ratios de morosidad comienzan a descender pero los activos dañados de los
Bancos continúan creciendo, la gestión de la morosidad y recuperaciones van
a sufrir una profunda transformación, muy posiblemente a partir del
2014-2015:
1º.-
Los departamentos de morosidad reorientarán su trabajo a la venta de inmuebles
y no tanto a la gestión del impagado y el recobro. Los banco pueden adoptar
diferentes políticas en este sentido:
a. Redimensionar los departamentos
de morosidad para atender a su nuevo roll.
b. Potenciar sus propias
inmobiliarias, externalizando con ello, parcialmente, la actividad
recuperatoria.
c. Vencer o ceder los activos inmobiliarios
a terceros.
2º.-
En el tercer caso, por el que se inclinarán las entidades más apuradas, entrarán
en juego importantes sociedades de inversión, liquidadoras como el SAREB, que
adquirirán grandes paquetes de activos por un valor muy inferior al de mercado,
a cambio de proporcionarán liquidez inmediata a los bancos.
3º.-
Los bancos que potencien sus inmobiliarias, los más solventes, muy posiblemente
promuevan más el alquiler que la venta, y quizás aprovechen la ocasión para
copar cotas de mercado que anteriormente no les eran propias, comenzando a
prestar servicios a terceros.
4º.-
Se destinarán más recursos y tiempo a la persecución de los fallidos. Las
fusiones y adsorciones entre entidades van a dejar el Sistema Bancario en poco
más una docena de entidades, con lo que va a estrechar el cerco de los morosos
que cambiaron de entidad dejando fallidos en la anterior. Por ejemplo, un
cliente de Caja Madrid que dejó impagada una tarjeta de crédito de 1.000 €,
años después puede ver como le cargan o compensan contra su cuenta de Caja Segovia
el débito impagado en la anterior.
5º.-
Siempre han existido, y muy posiblemente tomarán nuevo impulso, las empresas de
recuperaciones que, al igual que las inversoras-liquidadoras, compran a saldo
paquetes de activos fallidos para su persecución. Los bancos cometen el gran
error –o quizás sea una necesidad acuciante- de vender estos fallidos, por
varias razones:
a.- Si existen empresas de
recuperaciones es porque obtienen un beneficio, réditos que las propias
entidades bien podrían obtener.
b.-Las entidades financieras
cuentan con mejores medios y más información para recatar activos fallidos de
forma rápida y barata.
c.- Las gestiones recuperatorias
de las empresas externas crean confusión en los deudores y dañan la imagen de
las entidades de donde procede la obligación impagadas.
Exclente blog tio, me encantaria saber tu nombre soy jonathan, blogger de https://blog.freezl.es/ es financiero!!!
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